Sede Principal de VGR en Jeffersonville, Indiana, USA
El Hermano Joseph fundó Grabaciones la Voz de Dios en 1981. Aunque en ese entonces parecía imposible, su visión consistía en proveerle el Mensaje del Hermano Branham a cada persona en el mundo que quisiera escucharlo. Tuvimos nuestra primera oficina en el centro de Jeffersonville, en una instalación donde anteriormente operaba una fábrica del Ejército de los Estados Unidos.
La instalación en alquiler ya no daba abasto; entonces, el Señor nos proveyó los medios para construir nuestro propio edificio, diseñado especialmente para la distribución del Mensaje del Hermano Branham. En 1999, nos trasladamos al extremo norte de la ciudad de Jeffersonville, Indiana, nuestra ubicación actual.
Un hermoso terreno de 29 hectáreas, cuidado con mucha dedicación, alberga nuestro edificio principal, de 6.300 metros cuadrados, y además una bodega de 1.100 metros cuadrados y de casi 7.000 metros cúbicos de capacidad. En los últimos años, comenzamos el Campamento de Jóvenes Still Waters, ubicado 48 km al norte de Jeffersonville. Continuando con nuestro ministerio para los jóvenes, compramos un gimnasio de 2.700 metros cuadrados y otro edificio de 1.100 metros cuadrados para actividades y clases para los jóvenes, llamado Creaciones.
Actualmente empleamos cerca de cien personas en el área de Jeffersonville. Junto con nuestra sede central de Jeffersonville, tenemos 55 oficinas en el extranjero empleando aproximadamente a 200 personas. Estas oficinas abastecen miles de bibliotecas alrededor del mundo.
Cuando inicié Grabaciones la Voz de Dios hace unas décadas, no me imaginé que aun estaríamos aquí a estas alturas. Aunque creíamos que solo faltaban unos días para ver el regreso del Señor, nos aferramos de las palabras del Hermano Branham: “Si supiera que Él viene mañana y yo fuera un granjero, sembraría hoy mi cosecha, seguro. Si Él me hizo un granjero, voy a permanecer en mi puesto del deber”. Continuamos sembrando las semillas durante todos estos años, con la plena expectativa de que el Señor regresaría, pero Él continuaba cultivando trigo.
Comenzamos con cinco empleados y tres habitaciones en alquiler en el pequeño pueblo de Jeffersonville, Indiana. El Hermano Branham nos dejó ejemplo al nunca pedir dinero, sin importar la gravedad del asunto. Tengo que admitir que hubo días en los que no sabía si lograríamos pagar la nómina esa semana. Pero cada vez, el Señor nos proveía con suficiente para cubrir los gastos, y aún continúa proveyendo todas nuestras necesidades.
Aunque difícilmente cubríamos las deudas en casa, el Señor me puso en el corazón la carga de establecer oficinas y librerías en el extranjero. Yo también quería que cada creyente tuviera acceso a todos los sermones del Hermano Branham, pero una sola librería de casetes tenía un costo de miles de dólares y un costo elevado para enviar. En contra de toda probabilidad, Él siguió abriendo las puertas y continuamos avanzando. Poco a poco y país por país, establecimos una red de centros de distribución, oficinas y librerías donde los creyentes podían reunirse a oír al Hermano Branham y leer sus libros.
Con el pasar de los años, vimos las naciones soviéticas, una vez impenetrables, abrir sus fronteras a los embalajes de libros y cintas, y hoy aun imprimimos en algunos de esos países. La tecnología avanzó con la imprenta moderna y las máquinas de duplicación. Los casetes cedieron ante los archivos MP3, donde la librería completa del Mensaje está en un pequeño estuche de CD. Recientemente, logramos darle acceso a todo el mundo al Mensaje del Hermano Branham desde nuestro sitio en la Web, tanto en inglés como en otros idiomas. Pero no terminó ahí. A medida que la tecnología ha progresado, hemos podido facilitarles a los creyentes el acceso al Mensaje por medio de archivos más fáciles de descargar, la tarjeta microSD, técnicas más eficientes de traducción y grabación, y themessage.com: un sitio en la Web para testificar y para que los creyentes tengan su propio sitio en la Web en su propio idioma. Iniciamos un movimiento mundial para los jóvenes llamado Young Foundations (‘Fundamento Juvenil’), edificamos un campamento al norte de Jeffersonville y compramos dos propiedades dedicadas a nuestro ministerio juvenil. Ahora tenemos cerca de 100 empleados de Jeffersonville, 200 empleados y 55 oficinas en el extranjero, además de miles de librerías que sirven aproximadamente a dos millones de creyentes alrededor del mundo.
Yo sé que esta obra no ha venido sin sacrificios. Año tras año, creyentes le han puesto el hombro al molino con el fin de ayudar a enviar el Mensaje de Dios alrededor del mundo. El profeta Isaías dijo: “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Amigos, todos podemos dar un vistazo acá afuera sobre esta cosecha de trigo y ver que nuestras labores no han sido en vano. Pronto veremos la cosecha que tanto hemos anhelado. Hasta ese momento, trabajaremos hasta que Jesús venga.
El Hermano Joseph Branham