En agosto de 1984, recibí una oferta de trabajo de una compañía española llamada Top Executive. Me pareció muy extraño, ya que nunca había contactado con esta compañía o con uno de sus ejecutivos. No obstante, fui a la compañía y ocurrió algo aun más extraño: entre los tres ingenieros comerciales que nos presentamos para el trabajo, me eligieron en seguida.
En la compañía trabajaba un ingeniero civil llamado Ricardo Arreaga, un sobrino de un hermano anciano que conocía el Mensaje. En esa época, yo era un jugador y mi vida se resumía en los casinos. Esta situación llenó mi vida de angustia y no sabía qué hacer. Un día, ese ingeniero me manifestó que era Cristiano y me entregó un folleto titulado La simiente de la serpiente. Lo leí cuidadosamente y lo comparé con la Biblia; repentinamente viví una experiencia maravillosa, la cual no puedo expresar con palabras. En ese momento, el Señor llegó a mi vida y la cambió por completo.
Comencé a asistir a una iglesia del Mensaje. Pude entender que Él me ama, y Él me reveló el misterio escondido desde la fundación del mundo. Me convertí en un directivo de la iglesia y después en copastor.
En junio de 1988, llegué a ser el pastor de mi propia congregación. Después, en junio de 1995, el Hermano Joseph convocó una reunión de ministros en Quito para elegir tres candidatos para el puesto de distribuidor de nuestro país. En septiembre de ese mismo año, el Hermano Joseph me escribió para preguntarme si aceptaba esa responsabilidad. Oré mucho al respecto y le pedí a Dios que me revelara si eso era Su voluntad. Él me lo confirmó y me ha ayudado durante estos años hasta el día de hoy.
Me encantaría contarles sobre las maravillas que Él ha obrado en mi vida y la de mi familia. Él ha mostrado Su gloria y Su misericordia por medio de este humilde medio.
Su hermano, quien está a su servicio y al de la Novia.
Que este breve testimonio le rinda gloria a Su Reino.