El término trinidad se utiliza para referirse a la supuesta doctrina Cristiana de que Dios existe en la unión de tres personas o personalidades distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. De ser así, ¿a cuál de los tres adoramos y a cuál le oramos?
Ud. oirá la respuesta: “Ore al Padre en el Nombre del Hijo”. Pero entonces la mayoría de las denominaciones ¿ora “en el Nombre del Padre, el Hijo y el ESPÍRITU SANTO?”
¿Dónde está la verdad de todo esto?
Un poco de historia:
El emperador romano Constantino introdujo la “Santa Trinidad” al Cristianismo en el año 325 d. C. Constantino aparentaba ser Cristiano, pues detuvo la masacre masiva a los Cristianos, pintó una cruz en los escudos de su ejército y levantó una cruz sobre la Iglesia de Santa Sofía. Pero, en realidad, él no era Cristiano, sino un genio político.
Poco antes de entablar una batalla contra su enemigo romano, Majencio, Constantino soñó que se le ordenaba pintar una cruz en los escudos de sus soldados. Enfrentaba adversidades insuperables, pues su rival era el doble de numeroso; pero él siguió las instrucciones y ganó la batalla. Él se dio cuenta de que el Cristianismo tenía algo especial y reconoció que, siendo el emperador, las oraciones de los Cristianos le servirían como un aliado poderoso.
En el 325 d. C., Constantino, un practicante del paganismo, organizó en Nicea Roma el primer concilio ecuménico, en donde unificó sectas Cristianas e idolatría pagana. La reunión, denominada “Concilio de Nicea”, resolvió las discordias entre los grupos Cristianos rivales, unió a la Iglesia y al Estado y le otorgó poder a una iglesia universal. Constantino quería unificar principalmente a dos grupos Cristianos en conflicto: uno consideraba a Jesús divino y el otro Lo consideraba un ser creado que, por lo tanto, era inferior a Dios. Luego de intensos debates y largas disputas políticas, llegaron al acuerdo de que el Hijo era el verdadero Dios, co-eterno al Padre y engendrado de la misma sustancia que el Padre. Esto hizo a Jesús “co-igual” a Dios. Se establecieron las bases para que la mayoría de las sectas del Cristianismo aceptaran la “Santa Trinidad”.
Este es el primer “Credo de Nicea” que el Concilio de Nicea redactó e implementó:
Creemos en un Dios, el Padre Todopoderoso, Hacedor de todo lo visible e invisible.
Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, engendrado como el Unigénito del Padre; es decir, de la substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre;
Mediante el cual todas las cosas fueron constituidas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra;
Quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación, descendió y se hizo carne, y se hizo humano;
Sufrió, y resucitó al tercer día, y ascendió al cielo;
Y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos.
Y en el Espíritu Santo.
Pero a aquellos que digan: “Hubo un tiempo en que él no era”; y “Él no era antes de ser hecho”; y “Él fue creado de la nada”; o “Él es de otra substancia o esencia”; o “El Hijo de Dios es una creación” o “es cambiable o alterable”, los condena la santa Iglesia católica y apostólica.
Con el nuevo poder concedido, se impusieron los credos con las penas de destierro, de tortura y de muerte. Pronto, el mundo se sumió en la Edad Oscura, en la que asesinaron a más de 68 millones de personas en los títulos de Padre, Hijo y Espíritu Santo (Schmucker, La gloriosa reforma, 1838).
Esta es una breve explicación sobre la Deidad, del libro Una exposición de las Siete Edades de la Iglesia, capítulo 1:
Allá en el principio de la iglesia no creyeron en tres dioses. Ud. no puede encontrar esa clase de doctrina entre los apóstoles. Fue después de la edad apostólica que entró esta teoría y verdaderamente llegó a ser un punto estratégico y una doctrina cardinal en el concilio de Nicea. La doctrina de la Deidad causó en Nicea una separación en dos sentidos. Y esa separación terminó en dos extremos. Uno realmente fue al politeísmo, creyendo en tres dioses; y el otro fue al unitarianismo. Desde luego, esto tomó un tiempo en desarrollarse, pero sí sucedió, y lo tenemos hasta el día de hoy. Pero la revelación a través de Juan, dada por el Espíritu a las iglesias, fue: “Yo soy el Señor Jesucristo, y Yo soy el TODO. No hay ningún otro Dios”. Y Él puso Su sello sobre esta revelación.
Considere esto: ¿Quién fue el Padre de Jesús? Mateo 1:18 dice: “Se halló que había concebido del Espíritu Santo”. Pero Jesús mismo dijo que Dios era Su Padre. Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo, como frecuentemente expresamos estos términos, hacen al Padre y al Espíritu UNO, y en verdad son uno, de otra manera Jesús tuvo dos padres. Pero note que Jesús dijo que El y Su Padre eran uno - no dos. Eso produce UN solo Dios.
Ya que esto es verdad históricamente y también según las Escrituras, la gente pregunta: ¿de dónde aparecieron los tres? Llegó a ser una doctrina fundamental en el concilio de Nicea en el año 325 d.C. Esta trinidad (una palabra que no aparece en ninguna parte de las Escrituras) fue basada en la gran cantidad de dioses que tenían en Roma. Los romanos tenían muchos dioses a los cuales oraban. También oraban a sus antepasados por considerarlos como mediadores. Solamente fue un hecho para dar nombres nuevos a dioses antiguos, y ahora tenemos santos para hacerlo más Bíblico. Así que en vez de Júpiter, Venus, Marte, etc., tenemos a Pablo, Pedro, Fátima, Cristóbal, etc., etc. Ellos no podían hacer que su religión pagana funcionara con un solo Dios, por lo tanto lo dividieron en tres, e hicieron intercesores de los santos, igual como lo habían hecho con sus antepasados.
Desde entonces, el mundo no ha podido comprender que hay solamente un Dios con tres oficios o manifestaciones. Saben que hay un Dios según las Escrituras, pero procuran formar la teoría fantástica de que Dios es como un racimo de uvas: tres personas con la misma Divinidad distribuida igualmente entre todas. Pero aquí en Apocalipsis dice plenamente que Jesús es “El que es”, “El que era”, “El que ha de venir”. Él es el “Alfa y Omega”, lo cual quiere decir que Él es desde la “A hasta la Z”, o más bien EL TODO. Él es todo—el Todopoderoso. Él es la Rosa de Sarón, el Lirio de los Valles, la Estrella Resplandeciente de la Mañana, el Ramo Justo, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Él es Dios, Dios Todopoderoso, UN DIOS.
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. I Timoteo 3:16
Esto es lo que dice la Biblia. Aquí no dice nada de primera, segunda o tercera persona. Dice que Dios fue manifestado en carne, un Dios. Aquel ‘UN DIOS’ fue manifestado en carne. Eso debiera poner fin al asunto. Dios vino en forma humana. Eso no le hizo OTRO DIOS. EL ERA DIOS EL MISMO DIOS. Fue una revelación entonces, y es una revelación hoy: Un solo Dios.
Aunque la “Santa Trinidad” ha perdurado por las edades bajo la mano despiadada de la Iglesia Católica, nunca se menciona en la Biblia ni tampoco se enseñó este concepto en ninguna parte de la Escritura. De hecho, dividir a Dios en tres personas lo habría hecho a Ud. merecedor de apedreamiento en el Antiguo Testamento, por quebrantar los dos primeros Mandamientos.
Tenga en cuenta que la Iglesia Católica, al reestructurar los Diez Mandamientos, excluyó básicamente el Segundo Mandamiento para que concordara con las doctrinas de la Trinidad y de la adoración a los santos (pero ese tema es de otro estudio).
No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella.
[Hebreos 1:2 dice: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”].
Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
A fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
[Emanuel significa ‘Dios con nosotros’].
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
[Hebreos 1:2 dice: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”].
10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.
11 antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.
[Lucas 2:11 dice: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”; y Juan 4:42 dice: “…sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”].
Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí.
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
[¿Cuál es el Nombre del Padre? ¿El nombre del Hijo? ¿El nombre del Espíritu Santo?].
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…
14 …Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
[Si Él viene en el Nombre de Su Padre, ¿cuál es Su Nombre?].
Y el que me ve, ve al que me envió.
8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
[Tomás le hablaba a Jesús].
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
[¿Nos salvó la sangre del Espíritu Santo o la de Jesús?].
Un Señor, una fe, un bautismo,
12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.