El sábado, 25 de febrero, poco después de grabar el mensaje Un hombre huyendo de la presencia del Señor (65-0217), el equipo de VGR emprendió en la camioneta Ford Ranger una jornada de 450 kilómetros.
Debían cumplir dos objetivos:
El primero consistía en distribuir altavoces y tabletas (patrocinados por YF con el Proyecto del Frasco de Jesús) entre las iglesias de la Región Central de Malaui; y el segundo, en invitar al Hermano Branham al púlpito para que predicara a varias iglesias del Mensaje que se congregaron para recibir equipos para sus reuniones de cintas.
Nos dimos cita con los quince pastores a cuyas iglesias iban destinados los altavoces y las tabletas.
Todos iban a la expectativa de escuchar predicar al Hermano Branham y recibir los altavoces junto con las tabletas.
Como de costumbre, nos permitieron encargarnos por completo del servicio. Los hermanos instalaron el sistema de sonido a tiempo y, como siempre, el Hermano Paul estaba listo para dirigir el servicio de cantos, el cual fue extraordinario.
El Hermano Saidi manifestó a los pastores y a todos los creyentes que asistieron el deseo del Hermano Joseph y Grabaciones la Voz de Dios de regresar al Hermano Branham al púlpito.
Siempre es un privilegio invitar al Hermano Branham a predicar de nuevo a los africanos, lo cual ocurrió el domingo pasado en Malaui. El Hermano Branham predicó un sermón titulado Una liberación total. ¡Oh!, ¡qué Mensaje! Todos se regocijaron con el sermón y levantó en la gente fervor por más.
Cuando el Hermano Branham terminó de predicar, el altar y los pasillos se habían llenado. Todos oraban por su liberación total.
Dos almas se rindieron para el bautismo en el Nombre del Señor Jesucristo.
Luego, se distribuyeron los altavoces y las tabletas.
De regreso, el remolque nuevamente nos metió en apuros. Sabíamos que después de ese maravilloso servicio el diablo querría perturbarnos, pero llegó demasiado tarde. Dos neumáticos del remolque estallaron.
Nuestra única alternativa era suplirla con la llanta de repuesto de la Ford Ranger. La llanta de la camioneta y la del remolque no coinciden en tamaño y diámetro, pero, gloria a Dios, acertamos a instalarla y regresamos despacio a casa.
Gracias por sus oraciones. La Voz de Dios de los últimos días sigue viva.
El Hermano Saidi
Oficina de VGR de Malaui